RECORRIDO POR LA HISTORIA DEL VALLE DE SAN ROQUE

El Valle de San Roque, es un barrio situado al noroeste de Valsequillo de Gran Canaria, municipio al que pertenece, dista unos 5km., del casco, y se encuentra a medio camino de la ciudad de Telde. El nombre del “Valle de San Roque,” pertenece al grupo de los
topónimos relacionados con la religión, que se denomina hagiotoponimia, que estudia
los topónimos relacionados con los nombres de santos, o con lo sagrado, que hace su aparición a raíz de la Conquista de Gran Canaria, poniendo a los lugares el nombre del santo cuya advocación religiosa se profesaba, como es este caso, o la de los símbolos religiosos referentes al lugar.
LA ADVOCACIÓN SAN ROQUE DE MONTPELLIER

A finales del siglo XV, y motivado por el repartimiento de aguas y tierras, nace el poblamiento de Valsequillo; la población era dispersa, según la ubicación de las tierras, por lo que se crearon pagos y caseríos, que se comunicaban mediante un camino llano con Telde, destacando, entre otros por el número de habitantes, “VALLE CASARES”, dando lugar a que los vecinos en el año 1727, solicitasen al vicario de la diócesis, don Jerónimo del Rio Loreto, la construcción de una ermita, la cual es aceptada dada la lejanía con Telde. La ermita se construyó en 1735, siendo don José Marín y Cubas, Presbítero, notario, y capellán de la Inquisición, y respondiendo a un mandato de las Sinodales, en que se consigna, que en todos los lugares en que existan de treinta vecinos en adelante, «si no hubiere iglesias o ermitas hechas, mandamos se hagan por cuenta de los frutos de tales lugares, ayudando con alguna cosa, los vecinos como interesados», edificándose esta ermita en el cerro que divide el Valle de Casares, del pago de San Roque. La advocación patronal fue a San Roque de Montpellier, y su fiesta la del Santo titular, el 16 de agosto, en cuyo día debía celebrar misa por el beneficiado de Telde, pues la misma pertenecía a la parroquia de San Juan Bautista, y como se dice por la ubicación de la linde: “El cura se viste en Telde, y dice misa en Valsequillo.”
El doctor en historia, e investigador, Rodríguez Calleja, en sus trabajos de investigación manifiesta: «El Valle de Casares, como inicialmente se conocía a todo el Valle de Oreste, cuya denominación aparece por motivos de pleitos y distribución de aguas, San Roque cuya denominación es tardía, y aparece por la influencia de la ermita superponiéndose a Casares y Oreste, pero también con gran influencia en la entidad territorial, del Barranquillo de Juan Inglés, de La Gavia, cuyos vecinos en su momento, fueron los auténticos propulsores de la ermita, García Ruiz, La Solana y otros».
En 1939 se instruye expediente para la creación de la parroquia, siendo Obispo don Antonio Pildaín Zapiaín. El provisor y vicario general que instruye el expediente, don Tomás Ventura, solicita informe al párroco-cura, ecónomo de Valsequillo, don José Falcón Negrín, al capellán de San Roque, don Antonio León Vera, sobre la conveniencia o no de la creación de la nueva parroquia, así como las características de la misma. Visto el informe favorable, se procede a la creación, de la parroquia de San Roque del Valle, desmembrada del territorio de la de San Miguel de Valsequillo, pasando a ser parroquia en el año 1941. La parroquia alberga entre otros bienes muebles la pila bautismal, y la pequeña imagen del Santo Patrón.
Una talla del siglo XVIII, que representa a un peregrino con capa corta, que porta bastón, y calabaza, acompañado de un perro con un pan en la boca, que hace alusión al animal, que cada día llevaba al bosque un pan, a las personas repudiadas por la enfermedad de la peste. La talla fue retocada en el año 1891 por Macario Batista, (Macarito) por lo que cobró 35 de las antiguas pesetas.
“…Entre piedras y verdores
se escuchan los ruiseñores
y las aguas cantarinas
en el Valle de San Roque”
(Isa a San Roque)
FRANCISCA SANTANA RODRÍGUEZ
Según el Santoral Franciscano, San Roque de Montpellier (1295-1327), «nacido de noble e ilustre cuna, al quedar huérfano de padre y madre, profesó la Regla de la Venerable Orden Tercera de San Francisco: Roque abrazó amorosamente la virtud franciscana por excelencia: la pobreza. Vendió sus bienes y los dio a los pobres. Emprendió su vida de peregrino, dedicado a la penitencia y a las obras de misericordia. Cuando la peste se extendió por Italia, recorrió los pueblos aliviando a los enfermos y curando a muchos de ellos». Además de la Fiesta en honor a su patrón San Roque, se celebraba la festividad de la Virgen del Rosario, pasando a llamarse hace unos años, Virgen del Socorro, cuya festividad se celebra el 15 de agosto, este día la imagen sale acompañada en la procesión por San Roque, y esta a su vez le acompaña a él, el día 16 de agosto en su salida procesional como Santo Patrón.
El 3 de octubre de 2020, inmersos en la pandemia, el sacerdote don Eugenio Peñate Suárez nacido en Tenteniguada (Valsequillo de Gran Canaria), se despide de sus feligreses de la parroquia del Valle de San Roque, después de 56 años de intensa vida pastoral, pasando a la reserva, desde donde pasará a prestar sus servicios sacerdotales como coadjutor de la parroquia de San José en Las Palmas de Gran Canaria. El 8 de octubre toma su relevo en una eucaristía presidida por don Antonio Juan López, González, Vicario General de la zona sur de Gran Canaria, el teldense, don José Antonio Socorro Valido, que además obstenta la titularidad de las parroquias de San Miguel Arcángel, y de la de San Juan Bautista de Tenteniguada. La feligresía le recibió con entusiasmo, encargándose de dar las palabras de bienvenida en nombre de la parroquia, la niña Lucía Perdomo Hernández, vinculada junto a su familia a la vida social, religiosa, y cultural de este pago valsequillero. En nuestro recuerdo y nuestro corazón todas las personas que nos han dejado en estos años.
El nombrar a San Roque en muchas ocasiones propicia el decir la frase: “EL PERRO DE SAN ROQUE NO TIENE RABO PORQUE RAMÓN RODRÍGUEZ SE LO HA CORTADO” que se utiliza para corregir el rotacismo, que es una dislalia (incapacidad para pronunciar correctamente ciertos sonidos o grupos de sonidos.) En este caso, es una dislalia selectiva de formar r.

El Valle de San Roque también nos invita a conocer importantes lugares de interés etnográfico: como Cuevas Blancas, Los Pinos, y Vuelta de Los Pinos, parajes de actividad agrícola, que datan del siglo XVIII, con laderas abancaladas, donde existe una serie de especies de tipo vegetal, palmeras, olivos, pitas, y tuneras. En la zona existen estanques-cueva, y alpende-cueva, hallándose todo un entramando de canalillos para pasar el agua de un bancal superior a otro inferior.
El emblemático Palmeral del Valle de San Roque, zona arbórea, que está ocupado por la palmera canaria, lugar abierto y seco, donde las palmeras están en los márgenes de los terrenos, su piso basal, y su altitud sobre unos 400 metros sobre el nivel del mar, hace que se le asocien otras especies como: Vinagreras, acebuches, tuneras, o pitas.
Al otro margen del Valle se encuentra un importante acebuchal que conforma a modo de tapiz un paisaje de ensueño. La riqueza de sus aguas, la producción agrícola, y ganadera hicieron que su población se sustentara sin tener que salir del Valle, pues hasta el siglo XIX Valsequillo fue uno de los importantes productores de vino de la isla, destacando el “Valle de Casares” entre otros, que dedicaba gran parte de sus tierras al cultivo de la parra. Aún se conserva la Casa del Conde, y el Lagar, que es una construcción del siglo XIX, donde se pisaba la uva para hacer el vino.

Atendiendo a la importancia que tenía a la calidad de sus aguas, el manantial del “Agua de San Roque” fue quien generó riqueza, bienestar, y prosperidad para nuestro pueblo. Este manantial al que ya hace mención el historiador José de Viera y Clavijo en su “Diccionario de Historia Natural de Canarias”, para cuya publicación se dan dos fechas 1779 y 1810, donde relaciona el número de manantiales de las Islas Canarias, y escribe sobre las propiedades terapéuticas del “AGUA AGRIA O AGUA MINERAL, «acídula, de que tenemos en nuestras Canarias, distintas fuentes, merecedoras como en otros países de particular atención.” “Las más notables de Canarias son las de Teror y Telde, según el examen analítico practicado en la fuente agria de Teror, y la del Barranco del Valle Casares en Telde, esta contiene además alguna magnesia blanca, que la hace amaricante. Y por consiguiente laxante, aperitiva y purgante digna de aprecio». Estas aguas minero medicinales, manan en el Barranco de Casares, formaron parte del caudal del heredamiento de Juan Inglés, se aprovecharon para su venta embotellada, en virtud de la concesión administrativa otorgada al efecto por Real Orden del 16 de abril de 1916. Pertenecieron estas aguas a Telde, hasta que Valsequillo se independiza de Telde en el año 1802, siendo su primer dueño el propio Ayuntamiento, pasando luego a ser propiedad privada. La industria del agua tuvo un gran significado para el lugar, y para Gran Canaria, como demuestra un estudio realizado por la Universidad de Jaén, publicado en la revista “AGUA Y TERRITORIO” en el año 2015, titulado “LA EXPLOTACIÓN EMPRESARIAL DE LAS AGUAS MINERO MEDICINALES: LA INDUSTRIA EMBOTELLADA EN ESPAÑA (1875-2013) «Los manantiales de Las Palmas vendieron 2.102.000 botellas de agua envasada en el año 1932; en vísperas de la guerra civil superaban los 5 millones, destacando entre otros el manantial de San Roque».
En la década de 1940, las aguas de San Roque, y La Ideal, explotadas por Aguas Minerales de Firgas, lideraron el crecimiento de las aguas canarias, llegando a absorber el 90% de la producción en el año 1955. Ni que decir tiene la importante industria que perdimos. La economía del Valle se desarrolla también en el sector agrícola, teniendo como potencial las berreras, y toda la producción de verduras, papas, y frutas de excelente calidad, de las que surtían las cinco tiendas de aceite y vinagre, con las que contó el barrio, estás fueron regentadas por: Miguelito el panadero, que luego paso a su hijo Juan, la de Paquita Brito, de la que luego fueron sus tenderos Alfredo Velázquez, y su mujer Pino Gómez, así como las de Tilita, Socorrito, y la de María Moreno, abastecían el lugar. Contaba con dos panaderos Miguelito, y Matiitas, y no había porque preocuparse si necesitaban arreglar unos zapatos, pues los dos zapateros, maestro Paco Santana, y Kiko Pérez se encargaban de ello. Y para no faltar a lo que se estilaba en la época, Adolfito el barbero, también era el practicante, y si se ofrecía te sacaba una muela.

Los bares, y tiendas del lugar eran el punto de encuentro para jugar a la baraja, y echarse el enyesque. El bar de Adán, parada en las noches de verbena, en la actualidad regentado por sus sobrinos. El bodegón Casa Brito, que data del año 1962, sesenta años de historia gastronómica ubicada en una antigua casa terrera, fue regentado por sus propietarios Domingo Brito, y María del Pino Moreno, en la actualidad da continuidad al negocio su hijo Francisco Brito Moreno.
La artesanía estaba de la mano de Antonio Pulido, que hacía cestas y escobas, en la actualidad sigue la labor artesanal su hijo Miguel, y el hijo de este. La enseñanza según me cuentan las hermanas Pino y Fidelina Hernández López, remontándose a la generación de su padre que recibió la enseñanza por parte de doña Cristo, de la cual a mi estimado amigo, y Cronista Oficial de Telde, Antonio María González Padrón, contrastando unos datos acerca de la enseñanza, y de los maestros que realizaron su labor por el lugar, me dice acerca de doña Cristo Bethencourt, hablaba francés, y tocaba el piano, le acompañaba de escuela, en escuela una imagen del Sagrado Corazón de Jesús, que creó devoción. Pino, y Fidelina recuerdan su etapa escolar, y hacen referencia en orden cronológico, de los maestros, y maestras que pasaron por el Valle de San Roque, haciendo la salvedad de que se le haya podido quedar alguno. Estos enseñantes fueron: Don José María Cabeza, doña Ana, don José María Plaza Muñoz, doña Eloína, don Gregorio. También conocieron a don Ricardo Hernández Déniz, y a doña Ana María Cruz Sánchez.
Dado que no existía una carretera que les uniera con Valsequillo casco, hizo que los sanroqueños estuvieran más ligados a la ciudad de Los Faycanes, sobre todo con lo que respecta al tema sanitario. El 8 de marzo de 1973, siendo alcalde don Antonio Ortega Trujillo, el municipio se engalana para recibir a S.A.R. Los Príncipes de España, hoy Reyes Eméritos, todo un acontecer, un pueblo jubiloso que celebraba la visita, y lo que la misma suponía pues inauguraban el tramo de carretera que une Valsequillo casco, con San Roque, que continua hacía Telde pasando por la Higuera Canaria, tuvo un coste de unos 8 millones de las antiguas pesetas. Según me han contado, a partir de entonces muchas personas del Valle de San Roque se pasaron a recibir la prestación sanitaria en Valsequillo.

María Teresa Cabrera Ortega
Cronista Oficial de Valsequillo de Gran Canaria
(CRÓNICASGC)