ORIGEN DE LA MOVILIDAD EN GRAN CANARIA 4
DESCUBRIENDO LA HISTORIA 4: PIONERO SEN ARTERIAS DE COMUNICACIÓN
EL MOVIMIENTO EN GRAN CANARIA CAP.4

Seguimos anclados en el siglo XIX, aquel 1880 en adelante, a falta de unas decenas de años para entrar en el siglo veinte, aún tenía pinta de retraso social y lentitud en la evolución, evidentemente estaba todo por inventar, aunque ya llegara las carreteras a los tres puntos más importantes de la isla de Gran Canaria, recordamos; Telde, Sur, zona centro Tafira hasta San Mateo y Norte Galdar y Guía.

Si bien es verdad que se habían desatado la furia por el transporte de carruajes, y las principales ciudades tenía sus conexiones a duras penas con la capital. Como rezaba el dicho, “Todo venía de fuera” y por ello, había que seguir mirando a la expansión del muelle de la luz, para sintonizar con el futuro, vigilando lo que traían los barcos por encargo. La bicicleta era una novedad, que pronto enriqueció el pedaleo y las bondades del equilibrio sobre dos ruedas, pero todo seguía tirando del esfuerzo de la sangre.
Es verdad que los carruajes pequeños se habían convertido en un ir y venir de carreras por todos lados, el transporte de material y personas, comenzó a llenar las pistas de tierra en malas condiciones de carros que empleaban destreza y caballos que desafiaban velocidades. De hecho, cuenta un inglés de visita por la zona centro en dirección a San Mateo, que habiendo cocheros que gustaban de tomar mucha velocidad con los carros y que eso debería estar penados, deducimos que aun no había autoridad en el control del tráfico que fuera más allá, de la autoridad de los pueblos grandes.

Tanto fue así que sin ninguna oficialidad y con apuestas de cocheros, se organizó el 5 de septiembre de 1885 el primer rallye de carruajes en la zona centro entre Santa Brigada y San Mateo. Al menos se celebró sin autorización de la entidad pública, con el pique especial de esos cocheros, que decidieron dejar un registro histórico de un intento de campeonato verdaderamente añejo. El premio consistía en dos Onzas de oro entregadas al ganador en el secreto del acto y un reglamento que no tiene desperdicio de detalles. Una bestia, dos, cuatro. En fin, un buen intento de entrar en leyenda deportiva.

Los puntos Fielatos, ejercieron el primer control del transporte entre los pueblos, era una especie de aduanas de todo el movimiento ejerciendo el poder político del control de los caminos y las personas, estas oficinas de control, se encontraban a la salida y entrada de los pueblos principales donde se pagaban los arbitrios de las mercancías.
La cartilla de conductores, en 1889 el alcalde de las Palmas D. Diego Westerling impuso la susodicha documentación para todos los conductores de carruajes de plaza o alquiler no tenían que pasar ningún examen teórico ni practico, bastaba con que pagaran una perra gorda y se les tramitaba la famosa cartilla impositiva de un a nueva realidad, los coches particulares no estaban sometidos a estos requisitos. Detalles de la tramitación de cartillas en la década de 1890 a 1900 se tramitaron más de 400 licencias a carreteros, ya daba una idea de la notable y creciente demanda de transporte.

Como todo incremento en la cotidianidad de la sociedad, aparecen los primeros malestares del estacionamiento y las denuncias públicas hacia cocheros que aparcaban sus carros al libre albedrio formando atascos y molestias a la sociedad.
La denuncia más sonada fue la impuesta por la autoridad clerical, a los pocos agentes municipales, que tuvieron que tomar las primeras medidas drásticas, sabido que el lenguaje ordinario y ligero de insultos de algunos cocheros se convertían a menudo en un malestar de una sociedad civil educada, al primer conductor de carros que arrestaron por la impertinencia verbal lo encerraron unas horas en el “cuarto las cachuchas” por la autoridad municipal que de repente cobró el protagonismo que debía ejercer para poner orden social y ley de comportamientos en las calles de la ciudad y caminos.

La sociedad en el umbral del siglo XX, despertaba con apenas una docena de carreteras hacia los pueblos más importantes de la isla, los carruajes se habían convertido en el transporte cotidiano Los de viajeros, los de Huacales y plataneros que bajaban cargados al muelle que cobraba la expansión de final de siglo.
Los Fielatos cobraban el sentido del control de las comunicaciones y poco a poco la necesidad de ordenar el uso y el sentido de la vida a través d las carreteras pasaban por las importantes inversiones que el gobierno del país estaba ejerciendo en todo el territorio, con la creación del departamento de puentes y obras, miles de caminos se fueron adecentando en todas las provincias españolas. Y la lentitud y las noticias traían el nuevo despertar de Europa la industrialización. Aunque habrá que esperar algo más al cambio de siglo para que se fragüe el motor de combustión y dejen descansar lentamente a la caballería.
FELI SANTANA



