EL CALVARIO, LOMO CABALLO Y EL CHORRILLO

Comentamos en estos días de invierno primaveral, las excelencias de vivir en estas islas, que, aunque amenazadas del polvo del desierto, no deja de ser un hermoso invernadero de explosión de colores, lo cierto es que es el momento de coger la moto y la cámara de fotos, para andar los rincones de nuestra geografía, cientos de pequeños núcleos urbanos y rurales, una isla salpicada de casas de campo y labriegos.

Todo fundido en una paleta de colores que sorprende a propios y extraños. La eterna primavera de Canarias, nos sorprende con su majestuosidad. En la propuesta de hoy haremos un bucle entre urbano y antiguo, y rural escondido. Nos vamos a San Mateo y su increíble asentamiento comercial del pasado que permanece su legado como centro neurálgico activo de medianías y cumbres. 

Partimos desde el mismo pueblo accediendo por la carretera vieja que sube frente la gasolinera de la Veguetilla, accedemos al pueblo, paseando por los adoquines, que hacen lucir su encanto añejo, ahora con muchas terrazas, cafés y pastelerías para reponer sintonía en el camino. Hay rincones dentro del pueblo que merecen la pena inmortalizar, callejones, casonas antiguas de artesanos, iglesias como la del Calvario de Lourdes, por donde nos vamos a colar cruzando una pista de cemento por el barranco y remontar la ladera de enfrente por Solís, para salir a la general que nos llevará a Utiaca.

A escasos 300 metros debemos bajar a la derecha por el Lomo Caballo, un paso lleno de casas de campo y chalets, que adornan la montaña bajando hacia el barrio del Chorrillo, escondido en el barranco del mismo nombre en la trasera del municipio de San Mateo.

El vergel agrícola que desata la visión de estos campos explotados de hortalizas, nos recuerda la despensa del centro de Gran Canaria, cercados de coles, coliflor, ñamerías, un inmenso arsenal adornado de cuidados terrenos y sistemas de riego, a la izquierda semi oculta encontramos la presa de Toronjo, que mantiene el líquido elemento para los riegos de verano en la zona.

Giramos por el barranco del chorro y accedemos para visitar el barrio escondido del Chorrillo que no tiene salida, pero bien merece un vistazo en el humedal del barranco, con algunas casas muy antiguas que sobreviven a los duros inviernos de San Mateo y al paso de los años. 

Regresamos para salir entre terrazas verdes y amarillas de explosión de naturaleza, y continuamos por la Reyerta a la general, para salir a la altura de la parte baja de la Veguetilla, entre centenarios pinos y eucaliptos encriptados de adorno a la carretera de acceso del centro, cerca del viejo Molino de Agua de la curva.

 Regresamos de nuevo al pueblo de Tinamar, para tomarnos ese tan deseado pastel con el cafecito. Un manjar con las excelencias de un día de sol de invierno. En moto todas estas rutas son agradables, pues te permite acceder a rincones estrechos con pistas de buen firme. 

Disfruta de tu moto, conoce tu tierra y cuida su identidad.

FELI SANTANA

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