EL MAL DE OJO

octavioCon motivo del día del Libro y empujado por el amigo Juan Manuel Santana, comienzo a publicar relatos propios y otros recogidos recuperando la tradición oral canaria.

EXTRACTO DE UN ARTÍCULO MÍO PUBLICADO EN LA REVISTA LEGADOS:

(…)«La Cultura Tradicional Canaria», impregnada por las culturas africana, europea y sobre todo americana, debido a la emigración a Cuba y Venezuela, de ida y vuelta, está llena de historias concernientes a «Curanderos», «Santiguadoras», «Hierbas Medicinales» y por qué no decirlo, a «la Brujería».

1.1

¿Quién no ha oído hablar del «Mal de Ojo», «los Esteleros», o los rituales de «la Noche de San Juan»?

Forman parte de nuestras creencias, es más, difícilmente encontraremos una familia que no tenga vivencias de este tipo, aún en nuestros días.

De los rituales de la noche de San Juan, ya hablaremos en otra ocasión, porque quizás son más conocidos (búsqueda de novios, adivinar el futuro, las cabañuelas, quemar en la hoguera algo viejo…) y hay bastante material.

Hoy quiero comunicarles el rezo de una santiguadora, que se transmitió de forma oral hasta hoy en día.

El «Mal de Ojo» lo producían personas inconscientemente, o por envidias, que tenían «Fuerza de Vista», y ocasionaban dolores a los niños, que generalmente son los más débiles, y que no calmaban ningún medicamento, ni remedio natural, por lo que no paraban de llorar.

Entonces no les quedaba más remedio a las madres, que llevarlos a «la Santiguadora», que solía ser una señora de avanzada edad, que había recibido el rezo por transmisión oral de sus antepasados, y que lo «canturreaba» en voz baja, y de forma casi inteligible. (Pero yo he recopilado de primera mano, para ustedes).

Normalmente «la Santiguadora», pedía a cambio la voluntad.

Pues bien, supongamos que el niño se llamaba «Octavio». Y supongamos que recién nacido, viviendo en Gáldar (donde mi familia residió varios años por trabajar mi padre de Capataz Agrícola),

Y supongamos también que no paraba de llorar en toda la noche.
Y supongamos también que mi madre a escondidas, (por no creer mi padre en estos rituales), me llevó a una santiguadora y «milagrosamente» dejé de llorar y empecé a dormir toda la noche:

Y éste fue el rezado:

Antes que nada, la señora se persigna: «En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén»

«Octavio, a ti te hicieron mal,

tres te lo han de quitar.San Juan,

Lucas y Mateo.

Ojo y Malojo, quebramiento de huesos,

de espalda, de cabeza.

Donde lo cojas, lo tiras al fondo del mar,

Donde no crezca, ni permanezca.

Ni a ti Octavio te haga mal.

Por la mano de la Santísima Virgen María,

Te santiguo yo, con la mía»

Este rezado, se va intercalando con un Ave María, y luego con un Credo, y así tres veces.
La santiguadora comenzará a sentirse indispuesta, bostezando, e incluso llegando a vomitar, hasta sacarle el mal al niño. De repente tanto el niño como ella se sienten mejorados y se hace un silencio, que representa el fin del problema.
Si durante el proceso, el mal se le quita con el Ave María, eso quiere decir, que el mal de ojo lo hizo una mujer.

Si por el contrario se le quita con el Credo, que fue un hombre.
Muchas de las veces, las madres ni siquiera llevaban al bebé, para que no cogieran frío y con una prenda de ropa que le llevaran a santiguar era suficiente.
Posteriormente, se le ponía un lazo rojo escondido, o visible, para que la persona que causaba el «Mal de Ojo», al ver al niño-a no volviera a hacerlo.

Mi padre, esperando pasar otra noche terrible sin dormir, se levantó sobresaltado a medianoche «¿Qué le pasó al niño que no llora?»… Mi madre le contestó: «El niño está bien, y ya nadie le va a volver a hacer daño».

A partir de ahí, aunque nunca lo reconoció, mi padre empezó a creer en las «Santiguadoras» y mi madre cada vez que un hermano mío pasaba malas noche, acudía a ellas para «aliviar su mal» y poder dormir.

1.41.31.2

No pretendo convencerte, pero es un caso real.

Todas estas tradiciones canarias, están en peligro de extinción. Son «endemismos» que debemos intentar conservar. Si partimos desde el punto de vista de que cualquier tradición, independientemente de la cultura a la que pertenezca, raza, religión., etc., merece un respeto, y debe ser conservada para que futuras generaciones disfruten del legado de sus antepasados.

¿Por qué nos sometemos a la tiranía de las tradiciones anglosajonas, como la de Halloween, o a la de las grandes cadenas de restaurantes americanos, si tenemos una gastronomía y unos productos típicos mucho más recomendables?; ¿acaso creen ustedes que ellos harían lo mismo con nosotros, que adoptarían sin rechistar nuestras creencias para abandonar las que les han sido transmitidas por sus familias durante siglos?
Desde el punto de vista turístico, nos pasa lo mismo. Hay empresas que se obsesionan en ofrecerles a los turistas comidas que no son tradicionales (la paella, por ejemplo), o música extranjera (que bien pueden oír en su propio país), o bebidas como la sangría, que no es típica en Canarias; o lo que es sumamente curioso, les montan corridas de toros, como si fuera algo tradicional.

No se dan cuenta de que el turista ya está cansado de «Typical Spanish», y busca sumergirse en lo auténtico de nuestro pequeño Continente en Miniatura: #GranCanaria

Creo, o mejor dicho me gustaría creer, que todavía estamos a tiempo de revertir la situación.

Por ello escribo este artículo, y espero haberles hecho reflexionar sobre el asunto.
#Historias #Canarias #MásLeídas

OCTAVIO MONTESDEOCA

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