LAS CASILLAS, BARRANCO DE LA PLATA Y HUERTAS DE SARDINA

En nuestro tranquilo paseo en moto queremos seguir descubriendo la belleza del invierno con los tintes de una primavera eterna en nuestra tierra. Ello realza el verdor y un adelanto en los tiempos de las flores ya las retamas indias explosionan de olores y colores blancos, que llenan todos los espacios de muchos rincones canarios, en Valsequillo este fenómeno se reproduce en la ruta de Las Vegas a Lomo Magullo por los cernícalos, aunque no vamos hablar de esta ruta que ya hemos expuesto, si podemos enlazarla subiendo desde Telde por el valle de los Nueve, para llegar a San Mateo, a través de los cernícalos y Tenteniguada.

Nuestra selección de esta toma, la vamos a centrar desde el pueblo de Tenteniguada, ese altar anclado bajo los riscos del macizo central, amparados por los grandes farallones del centro de medianías, como son los Roques, Grande, Redondo, Del Pino, Jincano, La vela, Saucillo. Un paisaje salpicado de relieves y barrancos en esta gigantesca caldera de hundimiento que es la depresión de Valsequillo.
Bajamos junto a la Iglesia de San Juan, patrón del pueblo, donde debemos detenernos para una panorámica de esta con los riscos de Tenteniguada detrás, continuamos bajando por las pistas agrícolas de buen asfalto, y dejando el barranco de Santiago a la derecha, con sus oasis de palmeras y abundante vegetación, cuando escapamos del casco de Tenteniguada, debemos mirar a la cumbre para descubrir el rostro de mujer del Roque Saucillo que mira hacia el universo del sur.
Entre un pequeño bosque de eucaliptos y almendreros delimitados por una bonita carretera de postes blancos que señaliza originalmente las delimitaciones de las fincas, llegamos a las tierras planas de las Casillas, el pueblo se asienta al borde del barranco de la Plata y está salpicado de casas canarias y de labranzas de muchos agricultores que quedan en la zona.

Arriba, hacia el norte, descubrimos la corona del Montañón y el Lomo la Vega que cierra la depresión de Valsequillo, bajando hacia San Roque. Nosotros continuamos por la derecha, subiendo ahora, por la pista estrecha hacia el barranco de la Plata, Que, en su nacimiento en la Montaña de las Arenas, se denomina Barranquillo del Agua. Esta en buen estado, con muchas zonas entre cemento y buen firme de tierra.
Conectamos un trozo continuo. de la pista de tierra de escaso medio kilómetro y que sube a la izquierda y conecta con el pavimento de cemento para escapar subiendo hacia los pozos y la zona de las berreras, donde conectamos con la pista general GC-41 Ahora serpenteando entre buenas vistas de la amplitud de ese barranco, entre eucaliptos encontramos las Huertas de Sardina, un pequeño núcleo habitado encima de una cresta al margen derecho de la carretera general, en esta época invernal la zona está exuberante y verde, aun quedan almendreros tardíos que salpican las laderas dando el pintoresco paisaje de la eterna primavera canaria.
A escasos dos kilómetros cambiamos la divisoria en Aguas vertientes, Lomo La Vega, para descubrir la otra cara del alisio que arrecia sobre mil metros y nos lleva entre pinos de carretera, a la lechucilla de San Mateo, dejando acostada mirando al norte hacia el volcán de troya, nosotros seguimos descendiendo por Cuatro caminos al pueblo más importante del centro, San Mateo, donde poder repostar café, bollería y gasolina para seguir descubriendo rutas escondidas por esta isla del Atlántico.

Descubre Gran Canaria, conoce tu isla y cuida tu tierra.
FELI SANTANA