POSIBLE ATENTADO CONTRA LOS RESTOS OSEOS DE LOS ANTIGUOS CANARIOS

No es la primera vez que El Museo Canario «presta» parte de sus fondos de restos humanos, pertenecientes a los antiguos canarios, para exposiciones, que no son de carácter arqueológico o patrimonial, dentro y fuera del este museo concertado, que no público, amparándose en que se gobiernan solos, como suele decirse.

En la impactante y necrofílica exposición de la fotógrafa Teresa Correa de hace tres años, en la Sala San Antonio Abad, donde exhibió, de forma impúdica y vergonzosa , un amasijo de huesos humanos de canarios ancestrales, que les «prestó» el Museo Canario, que fueron soldados con algún tipo de pegamento, por lo que no sabemos además en que pudo haber afectado a la conservación de los referidos restos.

Ante la indignación que se levantó por la esperpéntica exposición, el presidente-gerente y director de facto del Museo Canario, se intentó defender diciendo que esas colecciones de restos humanos de los antiguos canarios, estaban descatalogadas, y que por tanto no tenían interés científico, decía este señor, que ahora vuelve a las andadas, prestando nuevos restos humanos momificados, de los antiguos canarios, que no sabemos si también están descatalogados.

Dado que el Cabildo de Gran Canaria, ni está ni se le espera en este escabroso asunto, nos preguntamos si la Dirección General de Patrimonio Cultural, no debería al menos averiguar si se trata de un atentado contra el patrimonio cultural de los antiguos canarios.

Desde hace tiempo se viene sosteniendo un debate intenso sobre si los restos humanos se deben exponer en los museos. El código de deontología del ICOM ,los considera como materiales culturales sensibles no solo a los restos humanos sino también a los objetos de carácter sagrado de colecciones, museos e instituciones científicas.

Materiales sensibles o delicados que fueron extraídos en su día bien mediante expolios sistemáticos o como consecuencia de excavaciones legales de los lugares sagrados y cementerios de antiguas poblaciones desaparecidas o conquistadas y aculturizadas.

Y han sido precisamente los descendientes de estas antiguas culturas, como los aborígenes australianos, los mahoríes de Nueva Zelanda, los aborígenes de Tazmania, los inuit de Canadá, los aborígenes de la Patagonia, del Desierto de Acatama, de Alaska y de otros muchos puntos de la tierra, quienes desde los años 70 del S.XX vienen reclamando la devolución de estos restos humanos de su cultura.

JULIO CUENCA SANABRIA

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