SE DICE MALTRATADOR, SEÑOR CASADO
Como no me gusta hablar de oídas, o que sean otros los que me cuenten las cosas, manipuladas o no, recurrí a internet y visioné la parte de la entrevista que le hizo TVE este lunes al presidente del PP, Pablo Casado. El periodista le hace una pregunta sobre qué posición adoptará su formación, la del PP, respecto a la petición de Vox de conocer la identidad de los profesionales que trabajan en las Unidades de Valoración Integral de Violencia de Género en Andalucía. Y el señor Casado, aparte de no contestar qué harán finalmente, y de advertir de que el PP no acepta lecciones de nadie en la lucha contra esta lacra, alude a su apuesta «por la autonomía de las mujeres» para que puedan «dar un portazo a esa persona que no se está portando bien con ellas».
La lucha contra esta violencia no debe ser ni de derechas ni de izquierdas. Esta batalla exige unidad de acción.
Y yo me pregunto entonces a qué se refirió con eso de que no se porte bien con ellas: que no le lleve el desayuno a la cama, que no participe en las tareas del hogar, que no le deje espacio para su autonomía personal…O que directamente la agreda, la insulte, la veje o la humille. ¿Por qué tanto eufemismo? Maltratador, se llama maltratador. Diga maltratador, señor Casado. Sin subterfugios, ni metáforas. Quien incurre en violencia machista es un maltratador. Y no tema usted perder votos, sobre todo de aquellos que estén más a su derecha, que haberlos, haylos.
Porque este país, ni ninguno de una sociedad supuestamente avanzada, instalada en el siglo XXI, puede permitirse que el líder del principal partido de la oposición, o más aún, que el próximo presidente del Gobierno, todo dependerá de los resultados del 28 de abril, se ande con titubeos respecto a una realidad tan sangrante y vergonzante. Y no me creo yo que usted esté precisamente escaso de vocabulario. ¿O le recuerdo la ristra de insultos que le dedicó al todavía presidente Pedro Sánchez?
No se le ve tan tibio a la hora de calificar a los «enemigos de España», a los independentistas catalanes. En eso, fíjese usted, en el manejo de la lengua, hay que reconocerlo, ha superado a sus predecesores, a Aznar y a Rajoy, luego no tiene excusas. De lo contrario, señor Casado, da la sensación de que está intentando, o contribuyendo, a blanquear a los que maltratan, intención que yo, por otra parte, no le atribuyo. Más bien interpreto que cae en el error de ideologizar este debate, cuando debería tener claro que cuando hay 980 víctimas mortales sobre la mesa, y todas por el simple hecho de ser mujeres, no caben las ideologías. La lucha contra esta violencia, y en realidad, contra toda violencia, no debe ser ni de derechas ni de izquierdas. Es inadmisible siquiera que se lleve al terreno de las miserias políticas. Esta batalla exige unidad de acción. Solo así se ganará.
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