COMER PARA VIVIR…
Modificar el estilo de vida, alimentación poco equilibrada, sedentarismo, etc. Se hace necesario luchar contra estos vicios, NO como mandatos, obligaciones, sino RECOMENDACIONES. Sabemos que si nos prohíben alguna cosa, con más ansiedad la desearemos. La alegría de vivir motiva más que el miedo a morir. No es bueno asustar a la población, sino alertar, concienciar. Y vimos lo importante que era la dieta mediterránea, como prevención y tratamiento de diversas “enfermedades de la mesa”.
Después de comentar cómo la dieta y la actividad física podía evitar la demencia (la dieta como prevención de la Demencia tipo Alzheimer), hablemos de otras enfermedades igual de frecuentes y en las que se puede mejorar muchos aspectos.
LUCHA CONTRA LA ENFERMEDAD DE PARKINSON (EP).-
Es una enfermedad neurodegenerativa frecuente, de la que se desconoce su causa. Hay un porcentaje que puede ser de naturaleza hereditaria. La mayoría de casos se deben a interacción de factores genéticos, ambientales que actualmente son desconocidos.
En algunos estudios epidemiológicos se ha intentado establecer relaciones entre los hábitos dietéticos y el riesgo de contraer Parkinson. Hay afirmaciones, muchas de las cuales se han desechado:
– el consumo de productos lácteos frescos en varones acarrea un peligro mayor de sufrir Parkinson. NO demostrado.
– Ingestión de vitamina B6, B12, ácido fólico no tiene repercusión sobre el riesgo de la enfermedad. NO demostrado.
– La vitamina C, ni los carotenoides (zanahorias) y otros productos hortofrutícolas frescos disminuyen las posibilidad de contraer la enfermedad. NO demostrado.
– Varios estudios llaman la atención de las propiedades protectoras del café, té y vitamina E (acción antioxidante de muchos alimentos, como las nueces). A los ácidos grasos omega 3 se la otorga propiedades antioxidantes protectoras, pero todavía no completamente demostradas.
Es difícil sacar conclusiones, ya que demostrarse sin dudas, requiere trabajos bien diseñados, comparándolos con placebo y no se han hecho.
¿En qué consiste la Enfermedad de Parkinson?
Para que haya una actividad muscular coordinada, permitiendo realizar movimientos aprendidos y automatizados, se necesita el control de ciertas sustancias (llamadas neurotransmisores). La más conocida es la dopamina. En la EP hay muerte de las neuronas de unas determinadas zonas que deben sintetizar la dopamina. La muerte de esas neuronas reduce la presencia de dopamina en las terminaciones. En último término, se reduciría el estímulo nervioso que genera el movimiento, o incluso desaparece, lo que se traduce en distintas alteraciones: temblor, rigidez, lentitud motora e inestabilidad postural.
NO se sabe la causa, por lo que no se dispone de un tratamiento curativo ni preventivo. Se piensa que están alterados los mecanismos que deben mantener “la limpieza” a nivel celular: hay proteínas que debían degradarse y no lo hacen, se acumulan en el interior de las células, y resultan tóxicas para el buen funcionamiento de las mismas. En último término, condicionan la muerte de la neurona. La investigación se centra en evitar que se acumulen esas proteínas “agresoras” (¿futura vacuna?). Se dispone de tratamientos sintomáticos eficaces, es decir, para que no se noten los síntomas, y para mejorar la calidad de vida de los pacientes. Pero el curso de la enfermedad continúa, y eso condiciona una serie de complicaciones motoras y no motoras, que en muchos casos son invalidantes. También se han desarrollado tratamientos quirúrgicos, pero tampoco van dirigidos a la causa de la misma, sino para mejorar los síntomas motores, con lo cual tampoco solucionan el problema.
¿Cuál es el futuro en el tratamiento de la EP?
Hay más de 100 fármacos en fase de investigación. Sus mecanismos de acción son diversos, así como sus posibles efectos adversos, y llegarán otros tratamientos más “novedosos”, basados en la genética, que harán más eficaces y menos tóxicos los tratamientos (“como si todos tuviéramos una especie de tarjeta de identificación genética que se pudiera consultar antes de tratar”).
Hace unos años se descubrió una vacuna contra la enfermedad de Alzheimer. Desde entonces, se está buscando activamente otra para la EP. La idea de la vacuna se basa en enfrentarse al depósito de proteínas anómalas en las neuronas que acaba produciendo su degeneración en estas enfermedades. La idea es atractiva, pero “muy sencilla” y las cosas no son tan fáciles (de hecho, la vacuna que se estaba investigando en la Enfermedad de Alzheimer ha tenido que detenerse en varias ocasiones).
Mucho se habla de las células madres y de la terapia génica. La idea de reponer las neuronas perdidas y restaurar el funcionamiento del cerebro en las enfermedades neurológicas resulta fascinante y ha motivado las investigaciones sobre trasplantes. Si fuera un proceso localizado, podría pensarse que es tratamiento factible, pero no es así. De hecho, los primeros implantes de células madres, revisados recientemente, demostraron estar afectados por el mismo proceso “original”, abriendo muchas hipótesis y dudas de por qué ha ocurrido. Las células madre pueden definirse como elementos progenitores de múltiples líneas celulares, que tienen la propiedad de autorregenerarse y dar lugar a cualquier tipo de células. De este modo, permitirían solucionar gran parte de los problemas acarreados por las alternativas utilizadas hasta ahora, cuya capacidad de supervivencia es muy escasa.
La terapia génica se basa en la idea de restaurar las funciones perdidas mediante introducción de genes que producen las sustancias deficitarias. Hay trabajos experimentales que son muy prometedores
Pero debe tenerse en cuenta que la EP es algo más que una enfermedad que afecta al movimiento. Las personas con EP sufren un conjunto de síntomas que van más allá de los puramente motores y que en muchas ocasiones aparecen en fases muy tempranas de su evolución. Son ejemplo: síntomas gastrointestinales (estreñimiento, disfagia, etc.), cambios de tensión arterial (acompañados de mareos), depresión, trastornos de la memoria y del sueño, etc. Por tanto, se debe desarrollar métodos eficaces contra estos síntomas, conseguir un abordaje integral de las personas con EP que abarque tratamiento medicamentoso, fisioterapia y rehabilitación, los consejos dietéticos, la terapia ocupacional, la psicoterapia, el tratamiento de problemas genitourinarios, etc. Hay pues que propiciar una interacción entre numerosos profesionales de un modo multidisciplinar.
LA ALIMENTACIÓN EN LA ENFERMEDAD DE PARKINSON
Vamos a hacer unas recomendaciones para facilitar unas medidas y hábitos dietéticos sencillos, para mejorar las consecuencias de la enfermedad en la deglución, estreñimiento, etc. Estos consejos pueden aplicarse a numerosas enfermedades que provocan dificultades para tragar, para evitar desnutrición de estos procesos.
La EP conlleva una serie de alteraciones motoras (temblor, rigidez muscular, enlentecimiento de movimientos, etc.), anímicas, sensitivas y autonómicas que pueden constituir el origen de distintos problemas relacionados con la alimentación. Podemos destacar:
. Alteraciones en las habilidades manuales necesarias para comer independientemente.
. Alteraciones de la postura, equilibrio y coordinación de movimiento para comer y tragar.
. Problemas para la manipulación de los alimentos en la boca, provocando pérdidas de comida y acumulación de restos en la cavidad oral.
. Alteración en el paso del alimento hacia la faringe y el esófago.
. Problemas para la protección de la vía aérea en el momento de tragar provocando tos y atragantamiento.
. Interferencia de algunos alimentos en la absorción de los fármacos.
. Pérdida de apetito.
MEDIDAS FRENTE A LA DIFICULTAD PARA TRAGAR
Cuando al comer o al beber se atragantan con facilidad, o tose mucho, se debe consultar y tratar de solucionar ya que hay riesgo de deshidratarse, desnutrición y de problemas respiratorios (bronquitis y neumonías).
Recomendaciones para mejorar la seguridad y la eficacia de la deglución:
. Sentarse en posición correcta: pies apoyados en el suelo, espalda recta, etc.
. Inclinar la cabeza hacia abajo en el momento de tragar, porque esta maniobra facilita la elevación y el cierre de la laringe, lo que evita los atragantamientos.
. Buena higiene bucal y adecuada posición de prótesis
. Beber a sorbitos, y en el momento de tragar inclinar la cabeza hacia delante, y no levantarla hasta asegurarse de que ha habido una buena deglución.
. En el caso de que haya atragantamientos frecuentes, valorar usar polvos espesantes.
. Tragar pequeñas cantidades cada vez, masticar despacio y con la boca cerrada.
. Evitar sólidos muy duros y secos (lubricar e incluso usar salsas, mayonesas, etc.
. Evitar alimentos que se desmenucen
. Evitar alimentos con harina o fécula (pasta, pan, puré, etc.) ya que se pueden pegar al paladar. Lubricarlos con frecuencia.
. Procurar tomar alimentos de fácil masticación, blandos, homogéneos.
. Tragar en dos o más intentos para que no queden restos de comida, ni en la boca ni en la garganta.
. Evitar comidas de consistencia líquida y sólida a la vez (por ejemplo frutas), sopas muy líquidas, verdura cruda (lechuga, tomate, etc.). Comerlas muy despacio, masticando bien e inclinando la cabeza hacia delante.
. Usar cubiertos y platos adaptados para que no resbalen y sean fáciles de sostener. No distraerse mientras come.
MEDIDAS FRENTE AL ESTREÑIMIENTO
Se considera que una persona padece estreñimiento cuando su ritmo de defecación es inferior a tres veces por semana. Prácticamente todos los enfermos de Parkinson sufren estreñimiento en uno u otro momento de su evolución. Las causas del mismo pueden resumirse así:
– Síntoma que va implícito en la enfermedad (se afectan estructuras que inervan el tubo digestivo y se encargan de generar sus movimientos).
– Medicamentos contra la EP producen como efecto secundario estreñimiento.
– Las dificultades para el movimiento típicas de la EP
– Dieta poco adecuada: escasa en fibra, frutas y verduras, ingesta de poco líquido.
Consejos prácticos para combatir el estreñimiento:
. Aumentar la ingesta de alimentos con fibra: verduras (espinacas, acelgas, lechuga, col, etc.), fruta (naranja y kiwi), legumbres y cereales
. Aumentar el consumo de agua (2 litros/dia)
. Valorar añadir un suplemento dietético rico en fibra.
. En ayunas se puede beber un vaso de agua tibia o caliente, zumo de naranja, ciruelas o kiwi.
. Espesar el agua o zumos siempre que sea necesario.
. Evitar alimentos astringentes: arroz, chocolate, plátano, etc.
. Hacer algún ejercicio de forma regular (especialmente caminar).
. Utilizar supositorios de glicerina, enemas o laxantes bajo prescripción médica. Usar laxantes suaves y naturales.
. Evitar fármacos que sean astringentes
. Adecuada higiene intestinal: ir al baño a la misma hora y tomarse el tiempo necesario.
. Se debe comer poco y más número de veces.
. A veces al paciente adelgaza: se debe descartar causas que lo produzca (puede ser necesario una serie de pruebas para descartar enfermedades). El apetito y la función de tragar es normal, y sin embargo siguen adelgazando. A veces es por movimientos involuntarios o discinesias (consumen mucha energía y calorías). Pero otras veces simplemente se adelgaza porque la EP causa un adelgazamiento. Cuando esto ocurre, se recomienda alimentos de farmacia especialmente preparados y enriquecidos (purés, cremas, batidos) o suplementos nutricionales.{jcomments on}
JOSÉ ANDRÉS SUÁREZ MUÑOZ
Médico Neurólogo.