NO TODO VALE POR UN PUÑADO DE VOTOS

La tensa espera del veredicto, queriendo atrapar un tiempo que ya se agotó está convirtiendo en escenario de suspense a los que se aferran al poder cansino y obsoleto.

El vicio de la soldadura a las sillas de palacio nos parece taciturna trasnochada y es que el sentido común cuando se atropella, se cometen infracciones a la moral y a la ética social, con agravios trascendentales a la memoria. 

Peligro en las tolerancias, en los desafortunados aciertos, en la carrera por el poder tan sórdido. Y es que no todo vale. Ese todo, que no respeta los criterios sociales y equitativos, que se manifiesta con intolerancia y miedo escénico a perder la finca pública de todos. ¿Qué tendrá el palco presidencial para echar a perder el norte en las personas?  ¿Cómo se puede apurar el sacrificio sin sangrar la tolerancia de lo absurdo?

Estamos asistiendo al entierro de una sardina que llora desgracias y seca las lágrimas con pañuelos de papel tintado, dejando la marca de sus ambiciones. No todo vale por unos votos, sufragios a la carrera, remozados de maquillaje, asfaltados con las cunetas llenas de yerbajos, limpiezas de choque transitorio, permisos de boquillas oficiales, ofertas de trabajo, flirteos de conveniencias, compadreos de desespero. Derroche de la economía ajena.

Fachadas de alquiler, cuanta habilidad mercantil para resumir el trabajo limpio que debiera ser el ejemplo durante la legislatura previa, sin llegar a extremos burlescos.

Mientras, las aguas fecales revientan de hedor los barrancos, los jardines se convierten en selvas rurales sin mantenimiento, la limpieza la disparan pringando fachadas y dejando huellas de sus decadencias y falta de rigor.

Las instalaciones deportivas y municipales son casas de los ministerios de Franco abandonadas y a la suerte de las malas gestiones, las pocas obras municipales son mamotretos que mantienen arcaica la cartelera desteñida de ejecución y acabado nunca jamás. 

No todo vale en la política, ni por exceso, ni por defecto. Ni reclamar, ni tachar, ni cobrar, ni vender, ni a cualquier precio, ni con miramientos, el poder corroe y desgasta, el poder cuando es manipulado, se convierte en una ruleta rusa.

El poder no es una fiesta, ni la fiesta privada de la autoridad del pueblo, el poder desgasta y convoca al sufragio a pagar las cuentas. Por ello, no te contagies de poder que lastimas y vulneras, si eres un partido emergente con ganas de soluciones, ponte a trabajar por la comunidad, demuestra tu valía y luego pide tu reconocimiento electoral, con antecedentes corteses, sin ademanes, ni hipocresía.

Y cuando el poder se hace mella y manifiesta sus tristes valías monótonas y poco fiables, saca tu papeleta y métela en la urna. Porque “el cambio lo empiezas tú”. La libertad de elegir es tuya e intransferible. Pero hazlo con la conciencia ciudadana del sentido común y el bienestar de todos. Por la buena salud social de nuestro pueblo: Valsequillo.

FELI SANTANA

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