RECONOCIMIENTO AL VECINO AMADO GALVÁN «OFILIO»
El Ayuntamiento de Valsequillo ha hecho un reconocimiento a título póstumo al músico y folclorista, vecino de Valsequillo, Don Amado Galván Suárez, más conocido como Ofilio. Un acto organizado, por expreso deseo de la familia, en el marco de la Romería Ofrenda en honor a San Juan Bautista, en Tenteniguada. Para la ocasión, la familia volvió a abrir el bar de Ofilito donde expusieron algunos de sus instrumentos, fotos, partituras…
Un reconocimiento en el que se descubrió una placa en honor a este “artesano del oído, del compás y la armonía”, ubicada en la calle Almendrillo, en la fachada de su casa, para que todos sepan que allí vivió un gran músico, porque pocos se imaginarían que aquel viejito con cachorro y chaleco que se sentaba en la puerta de su casa, era en realidad, un virtuoso de la música.
Ofilio nació en los años 40 del siglo pasado en el Rincón de Tenteniguada con el Don de la música. Ya con tres años era capaz de sacar melodías con cualquier instrumento. Con siete años tocaba el timple, el laúd y la guitarra. Su hijo, Antonio Galván, cuenta que con una calabaza seca se construyó su primer violín y que su abuelo vendió un becerro para poder comprarle a su padre un violín que la familia aún conserva. Este hijo de boyeros aprendió a tocar de oído la música popular de sus mayores y ya de pequeño, narra su hijo, venían a buscarlo a su casa donde “le pedían de prestao el chiquillo” a su abuelo para llevarlo a tocar a bares donde lo subían en cajas para que la gente pudiera verlo.
Tocaba todo tipo de instrumentos: el violín, la guitarra, el tres, el timple, el acordeón, el arpa y hasta la trompeta, que aprendió en la banda del Ejército donde entró con catorce años como alternativa al conservatorio que la familia no se podía permitir. Casado y con hijos fue siempre una mente inquieta que nunca se dedicó profesionalmente a la música, trabajó en las galerías, de ranchero, de peón de obras, en unas minas petrolíferas en el Congo e incluso de patrón de barcos. En su casa montó un bar y los chiquillos de entonces, ahora hombres, recuerdan el olor a carne frita y la música que invadía aquel rincón del mundo porque Amado nunca abandonó su pasión. Muchos fueron los que lo visitaron su casa para aprender de él las Mazurcas que tocaba y, gracias a él, hoy tenemos la Mazurca de Ofilio o de Tenteniguada.
Antonio Cabrera le enseñó a tocar el tres cubano y él lo perfeccionó llegando a actuar en el Teatro Benito Pérez Galdós para participar en el Encuentro de tresistas. Además, como recoge Maximiano Trapero en su libro “La Décima. La poesía improvisada en el Mundo Hispánico”, participó en el grupo de decimistas de Gran Canaria junto a Antonio Herrero en el primer «Festival de Decimistas», que tuvo lugar en Las Palmas de Gran Canaria en diciembre de 1992 y que congregó a más de 40 poetas, procedentes de Cuba, Puerto Rico, Venezuela, México y Luisiana (Estados Unidos), además de otros de Canarias. Formó un trío musical con Juan José Alemán y la cantante Nina Rojas. Además, junto a sus primos David Peñate y Expedito Suárez grabó con María Mérida para un programa de música popular canaria en Radio Nacional de España. Ofilio Galván se codeó con los mejores folcloristas de su época y siempre dijo, recuerda su hijo, que el folclore era “algo más que francachela, era cultura”.
Un reconocimiento en el que la familia ha querido agradecer al Colectivo Cultural Almogarén por haber cedido la foto que ya se puede ver en su fachada y por aquel disco que hicieron de su padre junto al acto “Ofilio… Pulso y Brillo” que le dedicaron en el año 2005 en la Casa de la Cultura de Tenteniguada. Un agradecimiento que también han realizado al Ayuntamiento de Valsequillo por acordarse de su padre con este homenaje.
Desde el consistorio municipal se ha querido reconocer a este vecino del municipio que nos dejó un gran legado cultural, un virtuoso de la música que fue maestro de maestros.
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