CONSTRUIR EN LA ULPGC
El rector y su equipo deben hacerlo sobre el solar que ha quedado tras la contienda

Pues ya tenemos rector de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Enhorabuena al ganador y ánimo al derrotado.
Escribo estas líneas antes de conocerse el veredicto de las urnas. Y lo hago a conciencia. No siendo miembro de la comunidad universitaria, lo que espero es que uno y otro asuman que las victorias, como también las derrotas, tienen muchos padres. No gana uno y pierde otro, sino que deberían vencer todos y quizás no debiera perder uno… Ojalá fuera así.

En el debate con ambos candidatos celebrado en la sede de este periódico se apuntó que quizás debería esa comunidad universitaria plantearse la conveniencia de revisar un modelo electoral que consagra precisamente la victoria total de uno sobre otro, es decir, la candidatura de quien vence se lleva todos los cargos en liza. Y es así tanto si se gana por mayoría de un voto como si es por una proporción de nueve a uno.
Precisamente ese modelo lo que consagra es que cada cambio sea interpretado como un poder plenipotenciario para el elegido y una derrota igualmente arrasadora para el que pierde. Visto así, me incluyo entre los que piensan que con este sistema, quien único pierde es la universidad en su conjunto.
El ganador deberá ahora reconstruir la ULPGC sobre el solar que ha quedado. También lo escribo a conciencia sin saber quién es el vencedor, porque lo cierto es que, mirado nuevamente desde fuera, esta batalla electoral no ha sido precisamente modélica. Han sobrado tensiones, intentos de poner la zancadilla, movimientos entre bambalinas, factores políticos que también jugaban su carta…
Habrá quien diga que desde dentro se ha visto de otra forma pero resulta que estamos hablando de una institución académica que se nutre de fondos públicos, de manera que es absolutamente lícito evaluar lo ocurrido desde el exterior. Porque además hablamos de una universidad que nació precisamente gracias al impulso y la batalla de la sociedad, de manera que no es patrimonio de esta o aquella facultad, ni de este o aquel cenáculo de poder académico… O es de todos o es de nadie.
Y ahora, con los dos equipos extenuados tras una batalla que no ha sido de guante blanco, espero que haya altura de miras y capacidad para reconstruir sobre lo destruido. Porque si de conseguir cosas frente al poder político se trata, que no olviden que nada le viene mejor al gobernante de turno que dividir.
Resumiendo: a pasar página y a construir, que hace falta. Entre todos y con todos.
FRANCISCO SUÁREZ ÁLAMO