Viaje a Palestina 3
Día 3. Hebrón.
Si tuviera que buscar un titular para definir nuestra visita de hoy, lo tendría clarísimo: “Hebrón, una ciudad para 400 habitantes”. Cuando salimos desde Belén esta mañana, no tuvimos que cruzar el muro porque nos movimos siempre por territorio palestino no ocupado, aunque el recorrido estaba jalonado por varios puestos de control israelíes que no estaban cerrados al ser una época de relativa tranquilidad. No obstante, cuando el ejército lo considera necesario activan esos checkpoint y cortan la carretera, por lo que no se puede avanzar ni retroceder, con lo que los pueblos quedan incomunicados.
En nuestro camino hacia Hebrón, pasamos por uno de los campos de refugiados más importantes y más activos contra los israelíes, de los que hay en Palestina. La mayoría de su población fue desalojada de una zona en la que hoy se asienta una colonia judía con cerca de 30.000 habitantes. Pero se trata de una colonia muy particular, porque la mayoría de sus habitantes son de origen ruso y etíope. Los primeros viven en dúplex de lujo, los segundos en caravanas. Que cada uno saque sus propias conclusiones.
Cuando llegamos a Hebrón, lo primero que me llamó la atención fue la enorme presencia de policías y militares que había en la ciudad. Se contaban por cientos. Cuando bajamos de la guagua pregunté el por qué de tanto despliegue. Me dijeron que se debía a varios factores: que la zona por la que pasamos hasta llegar al colegio donde se iban a celebrar los actos del día es de las más…complicadas; segundo, que en las últimas semanas ha habido enfrentamientos entre seguidores de Al Fatah y Hamas (los dos grupos políticos con mayor representación entre los palestinos) y tercero, por nuestra llegada, para darnos seguridad.
Hebrón es una ciudad donde viven unas 200.000 personas, pero en su casco antiguo residen 40.000. De ellos 400 son colonos judíos. ¿Por qué les doy esta cifra? Pues porque la ciudad, pero sobre todo, la zona del casco antiguo vive por y para los colonos judíos, discriminando a la población palestina. Podría ponerles mil ejemplos de esta situación, pero me voy a quedar con unos pocos:
- En el casco antiguo de la ciudad hay 4000 soldados israelíes para dar seguridad a los 400 habitantes judíos de la zona. No me he equivocado, 4000 soldados para 400 personas (10 soldados por cada colono israelí).
- Los 5 núcleos en los que están establecidos la comunidad judía han sido unidos por un corredor por el que no pueden circular los coches de los palestinos y todo aquel que no sea judío debe caminar por un corredor del lateral de la calle, de unos dos metros de ancho, mientras el resto de la misma queda reservado para el uso de los judíos, que recuerdo, son 400.
- En tan sólo medio kilómetro cuadrado, que es el espacio que ocupan los 5 asentamientos, hay 17 check point y en la Mezquita de Abraham, donde se encuentra enterrada su mujer Sara, los palestinos tienen que pasar tres controles de seguridad en tan sólo 50 metros, para poder acceder al templo a orar.
- Los colonos judíos de Hebrón van siempre armados y si se ven en una situación que consideren comprometida, pueden abrir fuego contra la población de palestina, sin miedo a grandes represalias.
- Los niños y niñas palestinos que viven en la zona tienen que pasar todos los días por un check point, y cuando no consiguen superarlo, sus profesoras salen de la escuela y les dan clase en la calle, delante del puesto de control.
- Y en cuanto a la vida comercial de la zona, 512 tiendas han cerrado por orden militar, mientras que 1141 establecimientos lo han hecho por quiebra, ante todas las dificultades a las que tienen que enfrentarse.
Son sólo algunos datos, pero los más duros, y les aseguro que los hay, me los reservo porque no quiero resultar demasiado subjetivo, aunque como habrán comprobado resulta casi imposible no serlo a poco que tengas un mínimo de sensibilidad.
Hoy hemos vivido una situación muy tensa con los soldados israelíes en un check point. Teníamos intención de llegar a un colegio, pero como llevábamos a las gaiteras de Candás (de Asturias), metiendo mucho escándalo, con cerca de 200 que somos nosotros y todos los palestinos que se nos sumaron, los soldados del puesto de control pidieron refuerzos y enseguida comenzaron a aparecer soldados tras el puesto de control y tomando posiciones en los tejados de las casas. Cuando nos dimos cuenta, nos estaban apuntando por todos lados (la foto que ilustra este artículo es una buena prueba de ello. Cuando se percataron de la situación, los fotógrafos que nos acompañaban subieron a una azotea. Nacho, compañero del diario QUÉ, sacó esta foto. Me dijo que el corazón se le paró cuando estaba enfocando y vio que un soldado le tenía en la mirilla. Afortunadamente, el único que disparó (una foto), fue Nacho).
Así las cosas, decidimos recogerlo todo muy despacito y marchamos a ver las zonas que han sido reconstruidas gracias a la labor de la AECI (Agencia Española de Cooperación Internacional), después de que los tanques israelíes las derribasen. Hoy he pasado miedo. A los soldados israelíes no les cuesta demasiado apretar el gatillo cuando las cosas se ponen tensas (Nota: el ataque a la Flotilla de la Libertad, desgraciadamente, es un ejemplo).
Callejeando por el interior de la ciudad, se produjo otra situación que vamos a definir como… curiosa, por llamarla de alguna manera. Caminábamos acompañados de la banda de gaiteras, en una especie de procesión lúdica, cuando desde lo alto nos tiraron lo que creímos que era agua. Eran orines. Cuando preguntamos nos dijeron que posiblemente se trataba de colonos judíos a los que nuestra presencia no le hacía demasiada gracia. Pero dicho esto, también tengo que decir que son muchos los judíos que están en contra de lo que se está haciendo. Incluso, hay un comité compuesto por judíos que cada vez que se produce el derribo de un hogar palestino, esa misma noche van a reconstruirlo para impedir que sea ocupado. Digo esto para que no se pierda la perspectiva. Una cosa es el Gobierno israelí y otra su población, en la que, como en todos los lugares hay quien lo apoya y quien no.
Así es la vida en Hebrón. Mañana nos quedamos en Belén, para vivir unas Navidades muy especiales. No soy creyente, pero reconozco que estas fechas aquí tienen un sabor muy especial. Pero esa será otra historia.
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