LA POLÍTICA SE QUEDA SIN EXCUSAS

REBECA CHACONLos españoles pueden hablar más alto pero no más claro. Algunos tenían dudas de lo que dijeron el 28 de abril y por eso anoche tuvieron que gritarlo a pleno pulmón. Tras la investidura fallida y su reunión con el rey, Pedro Sánchez compareció en prime time para pedirle a los ciudadanos que explicarán «más claro» lo que querían en la nueva llamada a las urnas. Hecho está: dialoguen señores políticos y lleguen a un acuerdo que permita a este país salir del oscuro callejón en que su sordera nos ha encerrado desde hace ya cuatro años.

Con los resultados electorales queda claro que la política se queda sin excusas. Si vamos a unas terceras elecciones, la culpa será de todos los partidos, nunca de los que tenemos la santa paciencia de volver a depositar la papeleta aunque sea con la nariz tapada. Serán responsables los que anoche mejoraron mucho sus resultados del 28A, los que se han quedado prácticamente igual e incluso aquellos a los que los votantes han penalizado con claridad. Todos.

 

El primero que debería abrir los oídos sin más disculpas es el PSOE de Pedro Sánchez. Los susurradores de Moncloa le habían garantizado que la repetición electoral beneficiaría a los socialistas -para enmarcar el último sondeo del CIS-, pero las urnas han replicado sin dudas que su responsabilidad como ganador de las generales de hace seis meses fue conformar un gobierno. El PSOE salva los muebles y sigue siendo el primer partido, cierto, pero ni consigue desfondar a Podemos ni debilita al bloque de la derecha.

También Pablo Iglesias pierde esa partida de ajedrez que pretendió jugar con Pedro Sánchez. Una abstención diferenciada penaliza especialmente a la izquierda, porque aunque el efecto Errejón no llega a cuajar, sí se cumple la máxima de que la división del voto pasa factura.

La cruz de la noche electoral la paga sin dudas Ciudadanos. El desmoronamiento del partido de Albert Rivera viene a demostrar que los españoles penalizan los vaivenes políticos, sobre todo cuando se producen en un partido creado desde arriba sin una base sólida que sostenga la pirámide.

En el lado de los beneficiados por la repetición electoral está el PP de Pablo Casado al que los ciudadanos parecen haber premiado su vuelta al centro y el PSOE regalado una oportunidad para recuperar terreno. Sin embargo, el claro vencedor del 10N es Vox, con un Santiago Abascal que ha sabido pescar como nadie en el río revuelto del hartazgo

Ganadores y perdedores tienen desde hoy el mismo mandato de los españoles: pónganse de acuerdo. Con un o con una abstención, pero ya la política no tiene excusas.

REBECA CHACÓN

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